Migrar a la nube es una decisión estratégica que muchas organizaciones ya han tomado. Sin embargo, una vez realizada la migración, es habitual encontrarse con ciertos errores que comprometen la eficiencia, los costes o incluso la seguridad del entorno Cloud.
En este artículo recopilamos algunos de los fallos más comunes tras una migración a AWS y cómo un buen acompañamiento técnico puede ayudarte a corregirlos (o, mejor aún, a evitarlos desde el principio).
1. Sobredimensionamiento de recursos
Muchas migraciones se hacen con configuraciones “seguras”, es decir, con más recursos de los realmente necesarios. El resultado: instancias sobredimensionadas, almacenamiento sobrerreservado o servicios que nunca escalan porque se dejaron predefinidos.
Cómo evitarlo
Un análisis técnico posterior a la migración permite identificar servicios sobredimensionados y rediseñar la arquitectura para adaptarse a las cargas reales. Herramientas como AWS Compute Optimizer o Trusted Advisor pueden dar señales, pero la clave está en interpretar esos datos con criterio técnico.
2. Costes imprevisibles y desviaciones presupuestarias
Es habitual subestimar los costes reales en Cloud. Tráfico entre zonas, servicios siempre activos, snapshots automáticos, backups duplicados… todo suma. Sin una política clara de control de costes, la factura puede crecer sin previo aviso.
Cómo evitarlo
Un enfoque FinOps desde el primer momento. Eso implica visibilidad, presupuestos por unidad de negocio, etiquetado eficaz y un diseño que contemple la eficiencia. No se trata solo de apagar instancias: es rediseñar para consumir solo lo que se necesita.
3. Falta de políticas de seguridad adecuadas
Muchas migraciones heredan permisos excesivos, roles mal definidos o arquitecturas sin segmentación real. También es habitual que servicios críticos expongan interfaces públicas por simplicidad, lo que aumenta exponencialmente la superficie de ataque.
Cómo evitarlo
Revisar de forma sistemática la configuración de IAM, aplicar el principio de mínimo privilegio, segmentar redes y limitar los accesos públicos mediante controles de seguridad como Security Groups, NACLs o WAFs. Además, es clave centralizar el logging (CloudTrail, VPC Flow Logs, Config) y auditar regularmente la infraestructura.
Herramientas como AWS Security Hub, AWS Config o GuardDuty ofrecen una primera capa de visibilidad. Pero para un análisis más profundo y proactivo, plataformas como Lacework permiten detectar anomalías de comportamiento, vulnerabilidades y configuraciones inseguras de forma automatizada, facilitando una seguridad continua en entornos multicuenta.
La seguridad en Cloud no es sólo una cuestión técnica, es una responsabilidad compartida que requiere procesos, visibilidad y acción constante.
4. No dejar presupuesto para la fase de optimización
Un error común es asignar todo el presupuesto a la migración, sin dejar margen para revisar, optimizar y evolucionar el entorno. La migración es sólo el inicio: el valor real se extrae después.
Cómo evitarlo
Incluir desde el inicio una fase posterior de análisis técnico, ajustes y rediseño. Esta fase permite estabilizar la operación y asegurar que el entorno es eficiente, seguro y escalable.
Conclusión
Una migración exitosa no termina al mover los servidores: empieza con el rediseño, la optimización y la gobernanza del nuevo entorno.
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